La segunda entrada del blog está
dedicada a una de las películas que más me han impactado jamás. Es posible que
se vean similitudes con otras muchas películas como “Mentes peligrosas”, por
ejemplo, sin embargo estaba sido para mí un revulsivo, un soplo de inspiración
para mi espero pronta carrera profesional.
La película en cuestión es “Diarios de la calle”.
“Diarios de la calle” o “The
Freedom Writers”, es una producción de la Paramount Pictures del año 2007,
dirigida por Richard LaGravenese, guinista de “Los puentes de Madison” (1995), y también
director de “El hombre que susurraba a los caballos” (1998) o PS. Te quiero
(2008) entre otras. Su protagonista principal es la oscarizada Hilary Swank,
cotizada actriz estadounidense de grandes éxitos como “Millon Dólar Baby”, “La
Dalia Negra” o “PS Te quiero” entre otras muchas. A ella le acompañaron en el
reparto “Pratick Dempsey, Scott Glenn, Kristin Herrera, April L. Hernández,
Mario y un sinfín de maravillosos actores.
Este drama filmado en 2007, se
basa en la historia real de la profesora Erin Gruwell (Hillary Swank) que se
estrena como docente en el Instituto Wilson
Classical de Long Beach, California a mediados de los noventa, justo
después de los disturbios acaecidos en la zona a causa de los conflictos interraciales.
La profesora Erin Gruwell será la encargada de impartir Literatura a los cursos
de primero y segundo curso, aunque en la película únicamente se vea reflejada
su labor en el aula 203. Dicha aula está integrada por muchachos con problemas
de integración, rendimiento y con historias sórdidas y muy tristes a sus
espaldas. Parapetados tras el color de su piel, sienten animadversión por todo
aquél que sea distinto. Afroamericanos, asiáticos, latinos y un muchacho blanco
deben convivir entre esas cuatro paredes y la señorita Gruwell es la encargada
de garantizarlo.
Es difícil no desmenuzar la trama
de la película cuando hay tanto que decir sobre ella. Lo que más me impactó de
la misma, es que dentro del centro trataran a esos muchachos con dejadez, como
si fueran deshechos sociales que por ley debían ser guarecidos durante las
mañanas para que al sonar la campana salieran escopetados a delinquir. Sin
embargo, el entusiasmo de la profesora Gruwell y sobre todo la frase de “Iba a
estudiar derecho, pero sabiendo que esos muchachos iban a acabar en prisión,
¿Por qué limitarme a garantizarles la menor pena posible pudiendo educarlos
desde el principio?” hizo que yo sintiera ese mismo entusiasmo en mí. La idea
de conseguir hacer de ellos personas útiles, y que ellos mismos se sintieran
así, hizo que Erin propusiera una magnífica idea que, con el tiempo, no sólo
conseguirá darle un sentido a las vidas de esos chicos, sino que haría que su
proeza fuera mundialmente reconocida con la publicación de un libro. Dicho
libro fue escrito por los muchachos, pues fueron invitados por su profesora de
literatura a escribir sus vidas, sus pensamientos en un cuaderno.
La crispación, la falta de
valores tradicionales como la tolerancia, el respeto y la solidaridad se
convierten en la tónica ambiental de la película. La evolución por parte de los
chicos es clara, y gracias a esos diarios, y a lecturas tan maravillosas como
atractivas para ellos mismos como “El diario de Ana Frank” o “Calle Durango”
los chicos consiguieron verse reflejados y encontrar la inspiración para
enmendar sus vidas.
Si tuviera que destacar los
mejores momentos de la película serían todos los momentos relacionados con los
diarios, el juego de la línea roja (quizás el más duro de toda la película), la
visita de Miep Gies y sus palabras “Vosotros sois los héroes”, o ese instante
en que los muchachos van a pasar a tercer curso y quien que su profesora siga
con ellos.
Sin ánimo de destriparos nada
más, simplemente voy a dejaros un par de referencias que hacen mención a la
película. El New York Times dice “una película con tirón y emocional creada con
inteligencia”, a lo que el Chicago Tribunal añade “Hillary Swank ofrece una
poderosa interpretación. Un drama a menudo apasionante y a ratos, incluso,
inspirador”.
No quiero concluir sin antes
animaros a ver la película, por supuesto, pero también a que leáis el libro. En
él encontraréis las historias de todos esos muchachos, lo que rezaban sus
diarios, para que podamos comprender que es lo que hay detrás de tanta miseria
y podamos admirarles por todo lo que pasan a diario simplemente por ser negros
y pasear por un barrio de asiáticos, o por tener a toda la familia entre rejas
por la rivalidad entre bandas. Os garantizo que os impactarán sus testimonios.
Esta crítica, o humilde
comentario, es un reconocimiento a esa profesora pero sobre todo a esos chicos,
hoy hombres y mujeres, que descubrieron su sino en el conocimiento. Yo soy una
entusiasta convencida de que la educación es la base de todo, son los cimientos
de una persona y que saber te hace grande. La adolescencia es una etapa
complicada, es fácil rendirse y caer en malas compañías, confundir el camino y
desviarse de todo por miedo y por aceptación. Ojalá algún día yo pueda ayudar
aunque sea a uno sólo de mis alumnos del modo en que Erin Gruwell lo hizo con
los suyos. Ella es mi modelo a seguir.
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